La revolución política que se dió en España de forma paralela a la ocupación de las tropas napoleónicas, puso en evidencia cuales serían las causas de división entre los propios españoles. Por un lado, se formó un bando que se denominó liberal, partidario de las reformas y de terminar con la sociedad del Antiguo Régimen. Por otro, los absolutistas o serviles, persiguieron la permanencia de la forma de vida a la que estaban acostumbrados, en la que un Rey absoluto gobernaba sin oposición y mantenía los privilegios de los poderosos.
Después de expulsar del país al enemigo francés, la lucha comenzaría entre los propios españoles. Tras la reposición del absolutismo por Fernando VII en 1814, un golpe liberal comandado por el teniente coronel Riego, iniciaría el periodo conocido como, Trienio Liberal o Constitucional, en el cual pudieron ponerse en marcha las reformas planteadas en las Cortes de Cádiz.
Será en este periodo cuando surgen diferentes himnos que los liberales cantaban por las calles. El primero, el Himno de Riego, se convertiría en himno de la nación durante la II República; mientras el segundo, el Trágala, que servía para cargar contra los absolutistas, también sería recuperado durante la Guerra Civil por los combatientes del bando republicano.
Será en este periodo cuando surgen diferentes himnos que los liberales cantaban por las calles. El primero, el Himno de Riego, se convertiría en himno de la nación durante la II República; mientras el segundo, el Trágala, que servía para cargar contra los absolutistas, también sería recuperado durante la Guerra Civil por los combatientes del bando republicano.
Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Tú de la panza
mísero siervo
que la ley odias
de tus abuelos.
porque en acíbar y lloro ha vuelto
tus gollerías y regodeos
Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Busca otros hombres,
otro hemisferio,
busca cuitado
déjanos quietos,
donde no sabe
que a voz en cuello
mientras vivieres
te cantaremos:
Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Dicen que el «¡Trágala!»
es insultante
pero no insulta
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Tú de la panza
mísero siervo
que la ley odias
de tus abuelos.
porque en acíbar y lloro ha vuelto
tus gollerías y regodeos
Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Busca otros hombres,
otro hemisferio,
busca cuitado
déjanos quietos,
donde no sabe
que a voz en cuello
mientras vivieres
te cantaremos:
Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Dicen que el «¡Trágala!»
es insultante
pero no insulta
más que al tunante.
Y mientras dure
esta canalla
no cesaremos
de decir `¡Trágala!'